Vamos con la reseña de este autoconclusivo de fantasía de Rebecca Ross, también la primera toma de contacto con la autora, que he podido leer en genial compañía con @lydiasbookniverse, @yai_addictedbooks, @bookishmagali y @librosdemilcolores.
El mundo del libro se encuentra bajo una maldición milenaria que hace que en cada luna nueva las pesadillas de las personas cobren vida y ataquen a la gente, y para evitarlo existe la figura de los guardianes, magos que registran día a día las pesadillas de las personas de su distrito y se enfrentan a ella cuando toca.
Clem y su padre son guardianes de un pequeño pueblo, donde viven tranquilamente, hasta que dos hermanos gemelos, Phelan y Lennox, les retan a un duelo por el territorio, lo que hace que acaben perdiéndolo y teniendo que salir de la ciudad. Esto hace que Clem busque venganza y se vea metida en un problema mucho más grande de lo que ella podría esperar.
El libro me ha enganchado mucho hasta su final, de hecho me parece una historia con una buena base, entretenida y sencilla de leer, lo único que ha hecho que le ponga cuatro estrellas y no cinco es que el final es, para mi, demasiado apresurado y cliché de una forma repentina. Aún con todo, como decía, me parece un libro cortito y sencillo para leer entre novelas más pesadas.
Los personajes también me han gustado bastante, aunque tengo que decir que me han enamorado más los secundarios que los protagonistas, como por ejemplo Mazarine, o la señora Stirling. Creo que se le podría haber dado un poquito más de profundidad a Clem como protagonista, pero bueno, es un libro así de corto también entiendo que es complejo.